Hoy en día, quien mas o quien menos, tiene un perfil en alguna de las redes sociales digitales –por distinguirlas de las físicas como padres, hermanos, primos, amigos de todos los universos– en las que lanzamos contenido al mundo.

Miles de personas subiendo todo tipo de información a las redes convierten lo que es una ventaja en un gran inconveniente. Un universo de imágenes y textos en el que es fácil perderse ya que cada minuto tenemos mas y mas contenido a nuestro alcance al que acabamos dedicando mucho tiempo y atención. Entre tanta documentación tenemos que hacer un esfuerzo para encontrar lo valioso y evitar lo que no nos aporta nada, como esas publicaciones con titulares que parecen manuales de autoayuda o supervivencia, y que en 5 pasos, 10 consejos o 50 tips, mediante unas bonitas infografías, van a facilitar al mundo las claves de los mas diversos temas, pero que realmente no añaden nada nuevo.

Publicar y actualizar para no desaparecer.  Nos han creado esta necesidad para ganar visibilidad  (?) –si no estás en las redes no existes–  y así hemos caído en una verborrea, muchas veces vacía, que distrae de lo interesante o memorable. De esta forma nos hemos convertido en incansables generadores de contenido al servicio y en beneficio de quien los alberga y gestiona. Esta actividad añadida nos absorbe y nos roba tiempo para profundizar en proyectos personales o, lo que es peor, avanzar en los encargos de clientes que confían en nosotros y en el resultado de nuestra labor profesional. Actualizar nuestra información es una labor que conviene hacer pero con criterio y seleccionando bien lo que mostramos para aportar algo de valor y reforzar nuestra imagen.

Parémonos un poco y pensemos: ¿actualizar o no actualizar?,  tal y como lo hacen en “NOTvember: huelga de actualización” o  Ira Lombardina en quien se inspira.  Todas ellas son opciones personales que nos hacen pensar y crean un interesante debate.

¡Uy!. Ahora que lo pienso, ¿será este texto parte de esa verborrea vacía?. Ejem. Espero que por lo menos os haya hecho pensar un segundo.

 

 

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